El gobierno insiste con Santilli como cabeza de lista, no quiere a Karen Reichardt primera

Tensión judicial y electoral

La disputa por quién ocupará el primer lugar en la lista bonaerense de La Libertad Avanza escaló a un conflicto público. En lugar de aceptar el fallo judicial que impide que Diego Santilli reemplace a José Luis Espert como cabeza de lista, el Gobierno prepara una apelación con la clara intención de que Reichardt no figure al frente.

¿Qué decidió la Justicia hasta ahora?

El juez con competencia electoral en Buenos Aires desestimó el pedido oficial de corrimiento, alegando que el decreto invocado no debe aplicarse para modificar la cabeza de lista. El razonamiento fue que mantener la alternancia de género —y evitar maniobras que beneficien a varones sobre mujeres— es central en este caso.

En respaldo de ese criterio, el fiscal electoral ante la Cámara Nacional ratificó que Reichardt debe encabezar la lista, afirmando que cambiar el orden implicaría retroceder en derechos ya consolidados para las candidaturas femeninas.

La apelación como estrategia política

La apelación que prepara el oficialismo no es solo un recurso legal: se percibe como una estrategia para minar la legitimidad de la candidata Reichardt. Desde el Gobierno ofrecen argumentos técnicos —que el fallo es arbitrario y que el elector tiene derecho a votar con la boleta actual—, pero muchos ven tras esos reclamos una intención política clara: que Santilli aparezca como figura visible del proyecto político.

Este episodio desnuda una tensión interna no solo jurídica, sino simbólica: evitar que Reichardt encabece supone negar su rol como cara del espacio, aún cuando las normas electorales y los fallos actuales la colocan en ese puesto.

Lo que puede pasar

La Cámara Nacional Electoral deberá decidir en las próximas horas si acepta la apelación del Gobierno o confirma el ordenamiento actual.
Es probable que si la apelación prospera, el conflicto se traslade al límite del plazo electoral. Si se mantiene lo decidido, Reichardt será la candidata número uno y Santilli quedará en segundo lugar, resignando protagonismo formal.

En el fondo, no se trata solo de nombres en una boleta: está en juego la dinámica política del espacio libertario, la coherencia de su discurso y quién tiene voz visible en el tramo más determinante de la campaña.