Szifron prepara un proyecto de ciencia ficción y una secuela de «Relatos salvajes»

El reconocido cineasta Damián Szifron, que estrena el próximo jueves el thriller policial «Misántropo» y retorna tras casi diez años a la actividad cinematográfica, conversó con Télam sobre los orígenes de su amor por el cine, su labor en distintos roles en esta nueva película y anticipó sus próximos proyectos, entre los que, mientras termina de escribir el guion para la película de «Los simuladores», se cuentan una secuela de «Relatos salvajes» y una producción de ciencia ficción.

Con este último el director regresará al ruedo luego de un traspié que lo alejó de la dirección de la película de «El hombre nuclear», a partir de la disolución de la compañía productora original y la adquisición de su guion por parte de otra empresa, con la cual tuvo diferencias creativas sobre el argumento y el contenido del filme y decidió abandonar el proyecto.

Dotado de grandes recursos humanos en «Misántropo», con la dirección de fotografía a cargo del prestigioso argentino Javier Juliá («Relatos salvajes» y «Argentina, 1985»), y una banda de sonido compuesta por Carter Burwell, músico de las películas de los hermanos Coen como «Barton Fink», «Fargo», «El gran Lebowski» y «Sin lugar para los débiles», Szifron fue consultado en una entrevista con esta agencia respecto de su determinación por asumir él mismo el rol de editor.

«Empecé a filmar de muy chiquito y entonces aprendí a editar, después fui a un colegio secundario donde seguí aprendiendo y luego a una facultad. También filmé casamientos y fiestas y uno de mis primeros trabajos fue en televisión en programas como ‘Videomatch’, ‘Atorrantes’ y ‘PNP’, y ahí hacía todo el proceso: desde conseguir la idea, salir a la calle, rodar, compaginar y entregar todo cerrado. Así que no puedo discriminar los procesos: para mí es un gran proceso creativo», explicó sobre sus variadas labores en «Misántropo».

Sobre esos orígenes polifacéticos, el creador de «Los simuladores» contó: «Aprendí a filmar de una forma muy intuitiva y muy de chico. Mi escuela fue mi casa; mi viejo, a los ocho años. Él tuvo una infancia muy humilde y amó el cine desde muy chico. Uno de sus primeros trabajos fue trabajar en un cine: subía las latas a la cabina de proyección, donde le permitían ver las películas, y se enamoró perdidamente del cine».

«Él vivía en la más extrema pobreza. Después estudió y empezó a ganar algo de dinero, se convirtió en un pequeño comerciante y lo primero que hizo cuando dispuso de algo de capital fue comprar cámaras. Primero una Super 8, pantallas y una moviola. Entonces yo crecí viéndolo a él filmándonos en películas familiares, y poniéndole música. Después compró una video, una cámara de VHS compacto, que es la de Marty McFly en ‘Volver al futuro'», agregó sobre la influencia paterna en sus modos de producción.

En cuanto a los créditos en los que Szifron figura en su nuevo filme, aclaró: «A veces me da pudor que aparezca mi nombre 400 veces. Acá hay dos créditos de los que me saqué en los títulos principales. ‘Editor’ lo mandé al final, chiquitito, y también el ‘una película de’, que era un título en el que tenía que estar contractualmente. Debe ser la primera vez, pero tuve que pelearme con el gremio de los guionistas para que me dejaran no ponerme el título.

Télam: ¿La idea de ahora en más es hacer películas en inglés?

Damián Szifron: No sé si me dejarán. Tengo un montón de propuestas e invitaciones. No lo descarto, pero no es que lo quiera particularmente. En lo inmediato, la respuesta es «no» porque me resultó muy cuesta arriba estar lejos de mi familia, más allá de todas las dificultades de la película. A «Misántropo» la filmé en plena pandemia, con 25 grados bajo cero en Montreal y con barbijo: no conocía a la gente con la que estaba trabajando; nunca vi una cara, con testeos cuando todavía no estaba la vacuna. Mi mujer y mis dos hijas no podían viajar y fue un padecimiento grande. No me puedo perder el crecimiento de mis hijas y no tengo planificado sacarlas de su colegio, entonces filmar en el exterior tiene esa complejidad. Y un segundo motivo es que estoy escribiendo la película de «Los Simuladores», que es un proyecto enorme que se va a rodar acá y también afuera en distintas locaciones.

T: ¿Qué tipo de próximos proyectos te gustaría abarcar? ¿Algún otro género con el que te quedaste con las ganas, como ciencia ficción?

DS: Sí, ciencia ficción. Hay un proyecto, que lo llamo «Delirium tremens» y por ahora tiene ese nombre de trabajo. Es como una ciencia ficción muy mundana, de barrio. Tiene esa combinación, vinculada un poco a la nostalgia de la infancia y la ciencia ficción más profunda, que tiene que ver con preguntas esenciales. Ahí hay un tono y un género que me dan muchas ganas; estoy en una búsqueda.

T: ¿Sería un largometraje?

DS: Puede ser largometraje, pero puede llegar a hacer una especie de miniserie de cuatro capítulos. Aunque me gustaría un largometraje extenso. Una épica de tres horas, eso me tienta. Pero bueno, en el medio hay otras cosas: viene la película de «Los simuladores», es muy posible que haga una secuela de «Relatos salvajes», que por ahora la llamo «Planeta salvaje», y también tengo ganas de producir para otros.